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 Carlos Bóveda Z.

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La Columna Dental, Nº 1, Febrero 1 de 1999.

 

Mark Eklund

El estaba en el tercer año de primaria que yo enseñé en la escuela Saint Mary's en Morris, Minnesota. Mis 34 estudiantes eran queridos para mi, pero Mark Eklund era uno en un millón. De muy buena presentación, tenía esa actitud "feliz-de-estar-vivo" que hasta hacia sus ocasionales de mal comportamiento deliciosos. Mark hablaba incesantemente. Yo tenia que recordarle una y otra vez que hablar sin permiso no era aceptable. Sin embargo, lo que me impresionaba mucho era su respuesta sincera cada vez que yo tenia que corregirlo por no portarse bien. "Gracias por corregirme Hermana!". Al principio no sabia como comportarme, pero después de poco tiempo, me acostumbre a escucharlo muchas veces al día.

Una mañana yo me empezaba a impacientar, cuando Mark habló demasiado, y entonces cometí un error de maestra novata. Mire a Mark y dije "Si dices una sola palabra mas, te pondré cinta en la boca". No habían pasado diez segundos cuando Chuck dijo, "Mark esta hablando de nuevo". Yo no le había pedido a ningún alumno que me ayudara, pero ya que había dicho el castigo en frente de toda la clase, debía aplicarlo.

Recuerdo la escena como si hubiera ocurrido esta mañana. Camine hacia mi escritorio, abrí muy deliberadamente cada uno de los cajones y saqué la "masking tape". Sin decir una palabra, me acerque al escritorio de Mark, corte dos piezas de cinta e hice una gran X sobre su boca. Después regrese al frente del salón. Al momento que mire de reojo a Mark, el me guiñó un ojo. Con eso tuve!!!!! Comencé a reír. La clase vitoreaba mientras yo caminaba hacia el escritorio de Mark, removí la cinta y me encogí de hombros. Sus primeras palabras fueron, "Gracias por corregirme, Hermana".

Al final del año, me pidieron que enseñara Matemáticas para secundaria. Los anos volaron y antes de que me diera cuenta, Mark estaba en mi clase de nuevo. Estaba mas guapo que nunca e igual de educado. Debido a que el tenia que escuchar atentamente mis instrucciones en la "nueva matemática", no habló tanto en 3o de secundaria como lo hizo en 3o de primaria.

Un viernes las cosas simplemente no se sentían bien. Habíamos estado trabajando en un nuevo concepto toda la semana, y yo sentía que los estudiantes no estaban entendiendo, frustrados consigo mismos y tensos uno con el otro. Tenia que detener eso antes de que se saliera de control. Así que les pedí una lista de los nombres de los otros estudiantes del salón en dos hojas de papel, dejando un espacio entre cada nombre. Después les dije que pensaran en la cosa mas bonita que pudieran decir de cada uno de sus compañeros y que la escribieran. Les tomo el resto de la clase terminar la asignación, y cuando se estaban yendo, cada uno me entrego los papeles. Charlie sonrío, Mark dijo "Gracias por enseñarme, Hermana. Que tenga un buen fin de semana".

Ese sábado escribí el nombre de cada alumno en una hoja de papel por separado, y enlisté lo que cada uno había dicho de ese individuo. El lunes le di a cada alumno su lista. Muy pronto todos los alumnos estaban sonriendo. "De verdad?" escuche que susurraban. "No sabia que significaba algo para alguien" "No sabia que les agradaba tanto a los demás".

Nunca nadie menciono esos papeles en clase otra vez. Yo nunca supe si los discutieron después de clase o con sus padres, pero no importaba. La actividad había cumplido su propósito. Los estudiantes estaban contentos consigo mismos y con los demás de nuevo. Ese grupo de estudiantes siguió adelante con sus estudios.

Varios años mas tarde, después que regrese de vacaciones, mis padres me encontraron en el aeropuerto. Mientras íbamos de regreso a casa, mamá me hizo las preguntas usuales acerca de mi viaje, el clima, mi experiencia en general. Hubo una pausa en la conversación. Mama le dio una mirada a papa y simplemente dijo, "¿Papá?" Mi padre se aclaro la garganta como lo hace antes de algo importante.

"Los Eklunds llamaron ayer en la noche", empezó. "De veras?"dije. "No he sabido nada de ellos en años. Me pregunto como estará Mark". Papa respondió calladamente. "Mark murió en Vietnam". "El funeral es mañana, y a sus padres les gustaría que tu fueras". Hasta este día aun puedo recordar exactamente el letrero I-494 donde papá me dijo lo de Mark.

Yo nunca antes había visto a un soldado en un ataúd militar. Mark se veía tan guapo, tan maduro. Todo lo que podía pensar en ese momento era, Mark, yo daría toda la "masking tape" del mundo si tan solo pudieras hablarme. La iglesia estaba llena con los amigos de Mark. La hermana de Chuck canto "El Himno de Batalla de la República" Por que tenia que llover el día de funeral? Ya era suficientemente difícil con la grava. El pastor dijo las oraciones habituales, y se toco música. Uno por uno, los que amaron a Mark caminaron cerca del ataúd y lo rociaron con agua bendita. Yo fui la ultima en bendecir el ataúd. Mientras estaba parada ahí, uno de los soldados se me acerco. "Era usted la maestra de matemáticas de Mark?" me pregunto. Yo asentí, mientras continuaba mirando fijamente el ataúd. "Mark hablaba mucho de usted", me dijo.

Después del funeral, la mayoría de los antiguos compañeros de clase de Mark se dirigieron a la granja de Chuck, para almorzar. Los padres de Mark estaban ahí obviamente esperandome. "Queremos enseñarle algo" dijo su padre, sacando una cartera de su bolsillo. "Le encontraron esto a Mark cuando murió. Pensamos que a lo mejor lo reconocería" Abriendo la billetera, cuidadosamente extrajo dos piezas de una libreta que obviamente había sacado, pegado y doblado muchas veces. Yo sabia sin mirar que los papeles eran en los que yo había enlistado todas las cosas buenas que cada uno de los compañeros de Mark habían dicho de el. "Muchas gracias por haber hecho eso" dijo la mama de Mark. "Como puede ver, Mark lo valoraba".

Los compañeros de Mark se empezaban a reunir alrededor de nosotros. Charlie sonrío, y dijo, "yo todavía tengo mi lista. Esta en el cajón de arriba de mi escritorio en mi casa." La esposa de Chuck dijo: "Chuck me pidió que pusiera la suya en nuestro "álbum de bodas". "Yo también tengo la mía" dijo Marilyn. "Esta en mi diario "Entonces Vicki, otra compañera, saco la cartera de su bolsa y enseño su lista ya vieja al grupo. "Siempre cargo con esto", dijo Vicki. "Creo que todos aun tenemos nuestras listas" Ahí fue cuando yo finalmente me senté y llore. Llore por Mark y por todos sus amigos que nunca lo verían de nuevo.

 

** Escrito por: Hermana Helen P. Morsla **

 

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 Carlos Bóveda Z. Febrero 1999
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